domingo, 27 de junio de 2010

¿QUÉ HA PASADO CON EL DISCURSO?

Acordémonos, que en los años anteriores al periodo chavista, nuestra Nación venía de atravesar una crisis presidencial; desde el enjuiciamiento de Carlos A. Pérez pasando por el poco recordado Ramón J. Velásquez, hasta la segunda legislatura del longevo Rafael Caldera. Nuestra sociedad carecía de un Hombre que con su vitalidad y accionar político encendiera la fe del país y así desencadenar las fuerzas necesarias para el desarrollo nacional tan ansiado. Todo esto coincidió con un devaluamiento de la calidad de vida del venezolano. El Pueblo no tardó en asociar la debacle en su status social con la falta de un buen presidente, ya que estos dos casos coincidieron primordialmente en ese momento histórico. Y surgió Chávez.

En los primeros años de “revolución bolivariana” Chávez conquistó al pueblo con un argumento básico: Él, “él” como elemento central del discurso político. Él se cambiaría el nombre si no acababa con los niños de la calle; planteó la ilusión de que el sueldo de él se donaría para cubrir necesidades de becas estudiantiles requeridas en Venezuela, y él de una manera heroica cedería su despacho presidencial para hacer una universidad, entre otras cosas más. En medio de todo este discurso, los venezolanos presupuestaban que con un buen dirigente, el cual solucionara el problema del liderazgo en Venezuela, se resolvería los vicios y escollos nacionales, es decir, que si se arreglaba el presidente se componía la República. Esta inducción es viciosa, por no guardar exclusiva relación, por ser aprioris y por no aplicar el principio de contrastación.

Desde este punto comienza su accionar. Los logros de Chávez (con una falsa ideología) se nos hacen creer, que son los “logros del país”. El presidente se va convirtiendo mediáticamente, en la totalidad, de allí los slogan “con Chávez manda el Pueblo”, “Chávez es Socialismo”. Puso a pensar a los venezolanos que él resumía el Todo; desde los ideales Bolivarianos hasta los valores éticos por los cuales la sociedad se debía regir, o desde la visión histórica nacional hasta el modelo económico que correspondía seguir al país. Ordenó la compra de un nuevo avión y se le concedió el permiso, exigió mucho Poder y se le dio, todo esto bajo la primicia de que si él funcionaba todo funcionaría. Grave error creer esto. Pero el pueblo así lo creyó.

La oposición lucho empecinada contra Chávez y no contra su incapacidad como gobernante, se denunció a Hugo y no al presidente de Venezuela, es decir, asumimos la lucha contra lo subjetivo y no contra lo objetivo. Batallamos y gastamos energía enfrentando a un hombre, el cual es variante y siempre difícil de entablarle juicios por su carácter propio de Hombre disimilar, y así, sólo nos enfrentamos a un adefesio o fachada, es decir, les dimos garrotazos a la nada, y él nos dio a nosotros, así como en el mito del silbón y Juan Hilario. La oposición, así como lo hizo Chávez en un momento, debe de buscar el elemento central de su discurso, y es el pueblo quien tiene esta respuesta. Los venezolanos queremos que se nos hable del País, que podamos pensar que arreglando al país arreglaremos al el País. Que cese el presidencialismo, el gobernadismo, el alcaldismo, etc. Y discutamos sobre cómo educar nuestra conciencia de Nación. Porque es Venezuela quien genera la renta petrolera y no Chávez, como algunos creen, es a Venezuela a quien hay que complacerle con todo, educar en buenas escuelas y universidades a sus hijos, darles salud en buenos hospitales a las madres de Venezuela, construir casas para las familias venezolanas y que ya no se derrame tanta sangre de sus proles. Es una gran concertación nacional de todos los hijos de Venezuela la que se requiere para luchar contra la inflación, el desempleo, la marginalidad, la corrupción y el hampa. Es necesaria la promoción de una mística nacional de trabajo y disciplina. Por eso pienso que el discurso de la oposición debe de hablar de Venezuela como País posible.

Móises González
maramoi5@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario